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Ciudadanía y negritud en la sociedad italiana

  • Foto del escritor: CIMM México
    CIMM México
  • 1 sept 2020
  • 6 Min. de lectura

El efecto de las leyes de ciudadanía en una sociedad.




¿Quién te viene en mente cuando te dicen “italiano”? ¿Mario, Luigi?

Y si te digo que hay italianos que son negros - ¿qué piensas? ¿Me crees?

También en Italia hay negros y desde las últimas manifestaciones de Black Lives Matter han empezado a ser más y más vocales en las redes sociales como Instagram y Facebook.

¿Pero por qué pensamos que todos los italianos son blancos?

Todo empezó con la declaración del Reino de Italia en 1861. La primer ley de ciudadanía manifestó el principio necesario para pertenecer a una sociedad: pertenecer a una nación. En otras palabras, una comunidad de personas que tienen los mismos antepasados. Es esta noción es hoy en día la base de cualquier discurso sobre los derechos de ciudadanía y la pertenencia en Italia. El Reino de Italia se basó en la idea de que para pertenecer a la sociedad italiana uno debe tener un vínculo de sangre. Es un principio que en lenguaje jurídico se llama: ius sanguinis.

Italia ha sido durante mucho tiempo un país con un fenómeno fuerte de emigración, el cual ha visto a personas migrar principalmente hacia el continente americano. En estas mismas comunidades fuera del territorio italiano, a través del tiempo la transmisión de la ciudadanía "con sangre" fue también la definición utilizada para mantener un vínculo con los muchos emigrantes italianos que vivieron y trabajaron en el extranjero, quienes contribuyeron al desarrollo y enriquecimiento del país, a través de las remesas enviadas a sus familias en Italia. Hoy en dia este concepto sigue siendo la base de la ley de ciudadanía de la Italia moderna y es uno de los temas principales discutidos en la política migratoria italiana.


Con el tiempo, similar a otros países europeos, también Italia empezó a ser un país con una importante inmigración. En el siglo XX, los primeros movimientos de migración hacia Italia (principalmente estudiantes y trabajadores) empezaron en los años 60 y 70, principalmente originarios de Eritrea, Etiopía y Somalía (antiguas colonias italianas), pero también de otros países africanos. En los años 60 la mayoría de las personas migrantes eran mujeres que llegaban como trabajadoras domésticas y hombres pescadores tunecinos que fueron reclutados en el sur de Italia. Durante las décadas de los años 70 y 80, también llegaron refugiados latinoamericanos huyendo de las dictaduras sudamericanas.


Sin embargo, durante este tiempo la migración no se consideró un tema político importante y no hubo leyes para regularizar la ciudadanía de las personas migrantes, hasta que se aprobó la primera ley de inmigración en 1986. En comparación con otros países europeos, Italia no tuvo una llegada homogénea de migrantes vinculados a las industrias en crecimiento, sino un flujo constante de migrantes de diversos orígenes quienes se localizaron por todo el país principalmente trabajando en la agricultura y en el trabajo doméstico. Durante mucho tiempo, el fenómeno de la migración fue percibido como una migración de tránsito, y fue subestimado.

En los años 90, los sentimientos antirracistas y la migración llegaron al centro de la agenda política italiana, ayudados por la afluencia de personas de Albania (una vez que terminó la dictadura y se abrieron las fronteras) vinculadas con la agitación política causada por la caída del muro de Berlín. Muchos de los gobiernos italianos en estos años comenzaron a regularizar el estado y flujo de migrantes irregulares, mediante la introducción de leyes que restringieron la residencia y endurecieron los procedimientos de asilo y de obtención de nacionalidad. El 2011 fue un año crucial que colocó en el foco de la la controversia a los barcos de migrantes irregulares que llegan del norte de África (últimamente también la ruta balcánica).


Debido a las leyes cada vez más restrictivas en términos de legalización del estado de los migrantes, entre 2011 y 2017 el aumento anual de residentes extranjeros con documentación regular en Italia experimentó su primera desaceleración y luego se detuvo. Hoy, en línea con esta tendencia, el llamado "Decreto Salvini" (Ley del 4 de octubre de 2018 n. 113) tiene la característica de penalizar la permanencia de los trabajadores migrantes en el territorio italiano. Entrar al país y convertirse en italiano fue un proceso difícil desde el nacimiento de este Estado, sin embargo, la política actual lo ha hecho aún más difícil.

En 2017 dos nuevos principios de ciudadanía fueron introducidos en la agenda política internacional. El primero es el principio que se utiliza en México, el ius soli: la adquisición de la ciudadanía de un país determinado como consecuencia del hecho legal de haber nacido en su territorio, independientemente de la ciudadanía de los padres. El otro, un concepto más innovador, el ius culturae: Un principio de derecho según el cual los menores extranjeros pueden adquirir la ciudadanía del país en el que nacieron o donde han vivido durante un cierto número de años, siempre que hayan asistido a escuelas en ese país (generalmente un ciclo de estudios) o hayan cumplido cursos de capacitación durante un cierto número de años.

Algunos abogan por la idea de que los tres conceptos (ius soli, ius culturae e ius sanguinis) se integren juntos. ¿Qué significa eso en términos concretos? Muchos activistas y políticos argumentan que, para establecer la ciudadanía italiana, los factores considerados deberían ser si la persona tiene padres italianos o si nacieron en Italia de inmigrantes que han residido en el país durante muchos años, pero sobre todo si asistieron a una escuela italiana, por lo tanto, importancia para la escuela y cultura italiana.

¿Y a todo esto, qué tiene que ver los italianos negros?

Italia ha sido históricamente un país de emigración, pero en las últimas dos décadas ha estado bajo el escrutinio internacional ante la llegada de cientos de miles de migrantes provenientes de África. Esto ha cambiado la agenda política nacional centrándose en este tema, al elegir incluir o excluir a las personas migrantes en la sociedad italiana. Es importante subrayar también que este Estado se ha caracterizado desde su origen por diversas diferencias entre las regiones del norte y el sur del país, vinculadas a la percepción socio-cultural de modernidad y atraso.


La idea de modernidad ha promovido la competencia de Italia a nivel económico internacional y ha relacionado al país con un proyecto imperialista europeo. Con la creación de la nación italiana y el principio de ius saguinis también se ha contribuido a crear también una "raza italiana" en la que la blanquitud se da por sentado. Adicionalmente, el centro de la élite italiana es caracterizado también por una blancura tan evidente para sus fundamentos, que resulta invisible, ya que ser blanco pasó a ser secundario. La identidad racial de los italianos surgió predominantemente a través de un proceso hetero-referencial, resultante de la comparación del ser italiano a partir del contraste con los italianos sureños y los pueblos colonizados, los dos explícitamente asociados a la negritud.


Sin embargo, es un hecho que hoy más que nunca, la sociedad está cambiando, y con ello la demografía y los valores de las personas. Se puede observar un número cada vez mayor de italianos que no cumplen con la forma estereotipada (al ser personas de piel y cabello oscuros).

En momentos como los que estamos viviendo hoy en día en el contexto global, el significado de ser italiano debe de ser desafiado y entendido en el contexto de los movimientos sociales. Resulta importante para esta refiexión considerarlas teorías feministas intersectionales (intersectionality), postcoloniales y los Estudios Críticos de la Blanquitud (Critical Studies of Whiteness). Estos resultan significativos para el análisis sobre la construcción de la blancura como una categorización normativa, y las relaciones de poder racializadas (racialized) ligadas a la construcción social del ser blanco. Esto evidencia la importancia de analizar la construcción y reproducción de las relaciones de dominación.


Específicamente, los estudios feministas de blaquitud investigan cómo ésta reproducción y la construcción se manifiesta cuando el dominio es de género y raza (racialized), y cómo los privilegios de clase, la heterosexualidad normativa y el nacionalismo apoyan y sostienen estos procesos de construcción de identidad y relaciones sociales.


Sumada a esta reflexión sobre la blanquitud y la idea de ciudadanía pasada por sangre, hay que considerar la percepción cultural que tienen los italianos de su rol histórico como colonializadores “buenos”. Italiani brava gente (italianos buena gente) es una de las frases más comunes en la sociedad. Italia no reconoce su papel de hegemonía colonial y no se responsabiliza por sus actos durante la época colonial, y estas ideas se transmiten en la educación básica en el país, como parte del fundamento de creación de la identidad italiana. Este es un aspecto importante que influye en la desigualdad entre razas en la sociedad italiana, donde las personas tienen valores diferentes según el color de su piel.


Las ideas de que el otro (negro) es inferior, que tiene una capacidad intelectual menor o que está siempre sexualmente disponible están arraigadas en nuestra cultura y nunca ha sido cuestionadas. Hablar sobre el colonialismo en los distintos medios de comunicación masivos: libros, televisión y particularmente en las escuelas, es de fundamental importancia. Y no solamente abordar estos temas desde un punto de vista histórico como hechos pasados, incluyendo también cómo estos conceptos han evolucionado y afectan al país el día de hoy. Hasta que la historia del colonialismo y sus efectos no se enfrenten de manera más transparente y responsable, será difícil que el activismo feminista sea completamente interseccional. Una importante escritora italiana de padres Somalis, Igiaba Scego, en una entrevista menciona una noción central: la historia del colonialismo italiano aún no se ha contado en todos los aspectos y tenemos que hacer más porque todavía hay una línea de color que divide a los blancos de los negros.


Redacción Colectivo de Investigación sobre Migración en México, CIMM

Septiembre 2020

 
 
 

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